Científicos de la UTEC, en colaboración con la Cleveland Clinic, han desarrollado el “Chip de la Esperanza”, una innovación peruana de bajo costo que detecta de forma temprana células tumorales, ayudando a prevenir la metástasis. Cada prueba costaría solo S/10, facilitando su uso en zonas remotas y con escasos recursos. El dispositivo ha mostrado alta sensibilidad y especificidad en pruebas con pacientes con cáncer de mama. Para su implementación nacional se requiere aprobación de DIGEMID, producción en masa y financiamiento estatal. Este avance representa un paso clave hacia la democratización de la salud y el acceso equitativo al diagnóstico oncológico. ¡Aló MINSA!
«El Chip de la Esperanza: Revolución Tecnológica Peruana contra el Cáncer»
Este innovador proyecto médico, a decir de los especialistas, tiene un enorme potencial transformador para la salud pública en el Perú, tenemos esperanza que el Minsa lo evalúe en su real dimensión.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 28 de mayo 2025) Una noticia esperanzadora ha emergido desde los laboratorios peruanos: científicos de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), en colaboración con la reconocida Cleveland Clinic de Estados Unidos, han desarrollado un innovador chip biomédico de bajo costo que detecta células tumorales de manera temprana, abriendo una nueva era en la lucha contra el cáncer en el país. Esta tecnología, bautizada como el “Chip de la Esperanza”, no solo representa un avance científico, sino una verdadera democratización de la salud para millones de peruanos.
Un diagnóstico temprano, accesible y descentralizado
Cada año, cerca de 70 mil peruanos reciben el diagnóstico de algún tipo de cáncer, muchas veces en etapas avanzadas debido a la falta de acceso a tecnología médica en regiones alejadas o con recursos limitados. Frente a este panorama, el “Chip de la Esperanza” surge como una alternativa concreta: cada prueba costaría apenas 10 soles y puede realizarse con una pequeña muestra de sangre, sin necesidad de costosos tomógrafos o laboratorios especializados.
“Solo se necesita una muestra de sangre diluida, a la que se agregan nanopartículas magnéticas que se adhieren a las células tumorales circulantes (CTC). Estas se identifican fácilmente al pasar por un campo magnético”, explicó el Dr. Julio Valdivia, director del Centro de Investigación en Bioingeniería de la UTEC y líder del proyecto.
Ciencia con propósito: una herramienta de salud pública
A diferencia de muchas investigaciones que terminan archivadas en tesis, este desarrollo es tangible, probado y con impacto social directo. El chip ha mostrado una sensibilidad cercana al 100% y una especificidad del 90 al 93% en pruebas con pacientes con cáncer de mama, resultados que lo colocan como una tecnología confiable y potencialmente masiva.
Pero para que esta solución llegue a todos los rincones del país, se requieren tres condiciones esenciales: validación clínica y aprobación por parte de DIGEMID, financiamiento estatal sostenido y producción en masa del dispositivo.
Actualmente, UTEC puede fabricar entre 20 y 30 chips al día. Con el apoyo adecuado, la fabricación podría escalar para cubrir las necesidades nacionales, especialmente en las comunidades más remotas.
Una oportunidad para rediseñar la inversión en ciencia
Esta innovación pone sobre la mesa una discusión pendiente: la necesidad de crear fideicomisos públicos y privados que financien ciencia útil, con impacto real en la salud, la vida y el bienestar social. La proliferación de tesis académicas sin aplicación práctica contrasta con el potencial de proyectos como este, que podrían salvar miles de vidas si se les brinda apoyo estructural y visión de largo plazo.
“El chip puede ser operado incluso por personal médico en formación. Su simplicidad lo hace ideal para regiones con escasa infraestructura de salud. Si sumamos esfuerzos con el sector privado y el Estado, podemos hacer una diferencia real”, subrayó Valdivia.
El futuro está en nuestras manos
El “Chip de la Esperanza” no diagnostica cáncer, pero permite la detección temprana de señales claras de alerta, una ventaja clave para iniciar tratamientos antes de que la enfermedad se expanda. En un país donde la salud muchas veces ha sido vista como un privilegio y no como un derecho, esta herramienta tiene el poder de cambiar paradigmas.
El llamado es claro: las autoridades del Ministerio de Salud deben acelerar los procesos regulatorios, el Estado debe asumir su rol de impulsor de la innovación, y la sociedad debe exigir que la ciencia esté al servicio de todos. La esperanza ya tiene forma, tamaño y un precio accesible. Lo que falta es voluntad. La nota oficial aquí: https://chipesperanza.utec.edu.pe/
