En el Perú, la venta ambulatoria de chips móviles enfrenta restricciones que frenan la inclusión digital, mientras la criminalidad persiste. Expertos proponen permitir la venta de chips no activados, con activación biométrica robusta (selfie, KYC, liveness detection), aprovechando tecnología disponible y a la mano. Modelos de varios países muestran que la trazabilidad y biometría reducen el delito sin limitar la conectividad. Para este gobierno de transición, la clave es regular con inteligencia, no con miedo, usando herramientas existentes para equilibrar seguridad e inclusión. OSIPTEL debe liderar un consenso técnico que fomente innovación responsable.
Regulación Inteligente para la Conectividad: Repensando la Venta de Chips Móviles en el Perú
En medio de la lucha contra la extorsión en el Perú, expertos proponen permitir la venta ambulatoria de chips no activados, con activación biométrica robusta vía selfie y KYC, para fomentar inclusión digital sin comprometer la seguridad, inspirado en modelos exitosos internacionales.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 29 de octubre 2025) Un lector entendido y experto en temas de telecomunicaciones vinculado a Osiptel , quien prefiere mantener el anonimato, nos ha enviado este análisis detallado sobre la regulación de la venta de chips móviles en el Perú. Considerándolo de alto interés nacional, especialmente en un contexto donde la criminalidad digital amenaza la conectividad cotidiana, lo publicamos como un reportaje especial, no sin antes consultar con otros profesionales del sector. Este tema, que ha ganado relevancia ante las recientes presiones regulatorias, invita a un debate técnico y objetivo sobre cómo equilibrar seguridad e inclusión digital, sin caer en prohibiciones que amplíen la brecha tecnológica.
El Problema Actual: Restricciones que Frenan la Inclusión
En el Perú, la venta ambulatoria de chips móviles ha sido señalada como un vector para actividades delictivas, como la extorsión y el fraude. Sin embargo, la respuesta regulatoria actual –que impone limitaciones estrictas, como la exigencia de presencia física para activaciones o reposiciones– parece más un parche que una solución integral. Como señala un ingeniero consultado por AS, «trasladar la responsabilidad total a las operadoras no resuelve la criminalidad; solo complica el acceso a la conectividad para los ciudadanos honestos«.
Hoy en día, abrir una cuenta en una billetera digital como Yape es un proceso ágil: basta con un DNI y una selfie para validar la identidad en segundos. En contraste, reponer un chip robado requiere trámites presenciales que pueden consumir un día entero, debido a normativas desfasadas que priorizan la burocracia sobre la eficiencia. Esta disparidad es absurda en un país que aspira a cerrar la brecha digital y potenciar la productividad. Un experto en el sector resalta: «La conectividad móvil es un derecho habilitante, no un lujo. Limitarla bajo el pretexto de seguridad solo amplía la desigualdad».
Además, la era del eSIM –donde la activación se realiza de forma remota sin necesidad de un chip físico– plantea un desafío adicional. En el Perú, incluso para dispositivos compatibles con eSIM, los usuarios enfrentan colas interminables en tiendas oficiales, tickets de espera y demoras de hasta cuatro horas para la activación efectiva. Un usuario comparte su experiencia: «Compré un nuevo móvil con soporte eSIM y tuve que ir presencialmente a una tienda en Lima. No es la tecnología ni el operador; es nuestra regulación totalmente desfasada». ¿Seguiremos exigiendo presencialidad en un mundo donde el aprovisionamiento es digital?
La criminalidad, como la extorsión, no se erradica restringiendo el acceso a la conectividad. Delincuentes siempre hallan vías alternativas, como aplicaciones de mensajería que no dependen de números locales. Recientemente, Europol desmanteló en Letonia una red criminal que operaba «granjas» de SIM cards virtuales, alquilando miles de números para ciberdelincuencia global, lo que demuestra que el problema radica en la falta de control y trazabilidad, no en la venta callejera.
Propuesta Innovadora: Venta Libre, Activación Segura
La clave, según el analista, no está en prohibir la venta ambulatoria, sino en regular la activación con herramientas tecnológicas avanzadas. Se propone permitir la comercialización de chips no activados «como caramelos» en la calle –aprovechando la cultura peruana de comercio informal que acerca los servicios al usuario–, pero condicionar su activación a una validación biométrica robusta. Esto incluiría selfies con detección de liveness (para verificar que es una persona real en tiempo real) y técnicas de KYC (Know Your Customer), similares a las usadas en banca digital.
Los operadores ya cuentan con la infraestructura para garantizar trazabilidad total: alertas ante activaciones masivas o inusuales, y registros que identifiquen al vendedor o activador. Un comentario de un especialista enfatiza: «Si un vendedor activa un chip con datos biométricos robados, se puede rastrear dónde y quién lo hizo. Faltan leyes más fuertes y fiscalizaciones severas para atrapar a los delincuentes». De esta forma, se transforma el «problema de la calle» en una oportunidad para inclusión, regulada con inteligencia artificial y biometría.
Otro punto clave es evitar que las empresas de telecomunicaciones se conviertan en «custodios de la seguridad pública», como advierte un observador: «Eso es una forma elegante de admitir que el Estado renunció a su trabajo». En su lugar, se aboga por una responsabilidad compartida: el sector privado coopera con tecnología, y el Estado regula con equilibrio. «La extorsión no se combate tercerizando la policía; se combate con trazabilidad, interoperabilidad y justicia eficaz», resume un experto.
Esta aproximación no solo protege al ciudadano sin castigar la inclusión digital, sino que alinea con la realidad cultural peruana, donde el comercio llega al usuario. Como concluye un análisis académico reciente: «En temas de regulación en telecomunicaciones, muchas veces ‘la cura resulta más mala que la enfermedad'».
Experiencias Exitosas en Otros Países: Lecciones para el Perú
El enfoque propuesto no es utópico; varios países han implementado con éxito registros biométricos para SIM cards, equilibrando seguridad y accesibilidad. En India, por ejemplo, el sistema Aadhaar –un registro biométrico nacional– se integra obligatoriamente en la activación de SIM y eSIM. Desde su implementación en 2016, ha reducido drásticamente el fraude de identidad y la criminalidad asociada a números anónimos, permitiendo activaciones remotas seguras vía apps con verificación facial. Esto ha impulsado la inclusión digital en un país con más de 1.300 millones de habitantes, sin prohibir ventas informales.
En Kenia, el registro mandatory de SIM desde 2012, combinado con biometría para servicios de mobile money como M-Pesa, ha facilitado el rastreo de delincuentes en casos de extorsión y terrorismo. Aunque inicialmente enfrentó resistencias, ha mejorado la seguridad sin restringir el acceso, y ahora soporta activaciones eSIM remotas con verificación de ID digital. Esto ha cerrado brechas en zonas rurales, similar a los desafíos peruanos.
En el Reino Unido, la regulación enfatiza la cooperación entre operadores y autoridades, con activaciones eSIM remotas que incluyen chequeos de identidad no biométricos pero robustos, reduciendo ciberdelitos sin burocracia excesiva. En Estados Unidos, las guías federales promueven procesos de activación eSIM seamless, permitiendo descargas remotas incluso desde el extranjero, priorizando la experiencia del usuario sobre restricciones. Podemos seguir con los ejemplos.
Estos modelos demuestran que la biometría y la trazabilidad pueden combatir el crimen sin sacrificar la conectividad. En contraste, países como Nigeria han enfrentado desafíos en la implementación, donde el registro biométrico existe pero su uso para identificar criminales es ineficiente debido a fallas en la interoperabilidad estatal. El Perú podría aprender de estos éxitos, adaptando regulaciones que incorporen eSIM con biometría, en lugar de perpetuar presencialidad obsoleta.
OJO OSIPTEL: Regular con Inteligencia, No con Miedo
Es imperativo que entidades como OSIPTEL evalúen en profundidad estas propuestas, incluso de sus propios colaboradores, buscando consensos técnicos que prioricen soluciones innovadoras. Como apunta un comentarista: «Tenemos que salir de la presión de regularlo todo y ser más creativos, aportando ideas como buenos ingenieros». El desafío es multisectorial: involucra operadores, usuarios y el Estado en una responsabilidad compartida.
En tiempos de inteligencia artificial, hay formas creativas de proteger al ciudadano sin castigar la inclusión. Prohibir no resuelve; regular con tecnología, sí. Este reportaje busca abrir un debate objetivo, recordando que la seguridad sin inclusión es control, y la inclusión sin seguridad es vulnerabilidad. El equilibrio está en la innovación responsable. Así o más claro amigo lector.
