Las cosas por su nombre: La pérdida de más de 1,200 documentos en la Junta Nacional de Justicia no es un simple fallo técnico: es un golpe a la memoria documental del país y a la confianza ciudadana. Entre los archivos desaparecidos figuran denuncias contra jueces y fiscales de alto vuelo, en un hecho que apunta a manipulación interna y revela graves fallas en seguridad digital. Las consecuencias amenazan con generar impunidad y erosionar la institucionalidad. En AS, conjuntamente, con un especialista analizamos el alcance de este incidente y proponemos soluciones tecnológicas urgentes para blindar la información crítica de la justicia.
La pérdida que hiere la justicia: JNJ, entre la manipulación y la impunidad
La desaparición de más de 1,200 documentos disciplinarios en la Junta Nacional de Justicia no es un simple fallo técnico: es un golpe a la institucionalidad, a la memoria documental del país y a la confianza ciudadana. Urge pasar de la improvisación a sistemas tecnológicos blindados que garanticen transparencia y trazabilidad.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 13 de agosto 2025) Nuevamente nuestro país asiste a otra penosa y lamentable noticia que erosiona la credibilidad institucional. Más de 1,200 documentos —denuncias y evidencias contra jueces y fiscales, algunos de alto perfil— se esfumaron del sistema de gestión documental de la JNJ. Entre ellos, casos vinculados a la fiscal de la Nación y a magistrados clave. El argumento técnico habla de un “directorio temporal sin respaldo”, pero las investigaciones internas apuntan a manipulación intencional con credenciales de alto nivel, en un contexto de tensiones internas y reordenamiento administrativo.
Las consecuencias son graves:
- Riesgo de impunidad en procesos disciplinarios.
- Pérdida de trazabilidad probatoria, que puede invalidar sanciones.
- Erosión de confianza en la JNJ como garante de la idoneidad judicial.
- Vulnerabilidad institucional que incentiva futuras acciones de sabotaje.
En un país donde abundan leyes que pocos cumplen, este hecho demuestra que la justicia no solo se pierde en tribunales, sino también en los servidores. No basta con restaurar lo que “sobrevive” a la manipulación: urge implementar soluciones tecnológicas robustas, como sistemas con auditoría en tiempo real, respaldos automáticos en la nube con encriptación de extremo a extremo, control estricto de privilegios de acceso y protocolos de respuesta inmediata que no dependan de horarios o voluntades.
Mientras la política siga eclipsando la meritocracia, la soberanía de nuestra información pública seguirá en riesgo. La pregunta ya no es cuánto más soportaremos, sino si estamos dispuestos a exigir que la tecnología y la integridad trabajen juntas para blindar la justicia. Este hecho es sencillamente inaceptable amigos lectores.

