El comunicado oficial apenas reconoce una “posible vulneración” y promete investigaciones, pero sin responsables ni acciones concretas. Este nuevo ataque donde se expusieron planes de seguridad, policías encubiertos y operaciones en curso no es un hecho aislado: es la consecuencia directa de no haber tomado en serio las advertencias tras filtraciones anteriores como la del SIDPOL. El patrón se repite: comunicados ambiguos, silencio institucional y la certeza de que, como ya es costumbre, no habrá responsables. Un golpe más a la credibilidad y seguridad del país. Proveedor de ciberseguridad: Mutis como para volver a contratarlo.
Un hackeo anunciado en la Dirección de Inteligencia
La Policía Nacional del Perú vuelve a ser víctima de un ataque informático, esta vez contra su Dirección de Inteligencia. La institución emitió un comunicado ambiguo, sin responsables ni medidas concretas, confirmando el patrón de inacción que permite la repetición de estos hechos.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 10 de setiembre 2025) El reciente hackeo a la Dirección de Inteligencia de la Policía Nacional del Perú (PNP) donde se expusieron planes de seguridad, policías encubiertos y operaciones en curso marca un nuevo episodio en la cadena de vulneraciones que afectan la seguridad de la información estatal. El comunicado oficial, lejos de dar respuestas, apenas admite una “posible vulneración” y promete investigaciones internas, sin precisar el alcance real ni las acciones inmediatas para contener el daño.
Lo más preocupante no es solo la filtración de información estratégica, sino la normalización de la inacción. Tras episodios previos como el caso SIDPOL, las alertas eran claras: se necesitaban protocolos sólidos de ciberseguridad, auditorías técnicas independientes y responsables visibles. Nada de eso ocurrió.
Hoy, como consecuencia de esa omisión, la Dirección de Inteligencia se ve expuesta, y el país asiste nuevamente al espectáculo de comunicados vacíos, ausencia de responsables y la certeza de que, tal como es costumbre, las investigaciones internas quedarán en nada. Algunos lectores dan cuenta que su proveedor de ciberseguridad también guarda un silencio más que preocupante.
Resulta increíble leer que los delincuentes digan que en cuestión de minutos accedieron a un sistema que se consideraba de máxima seguridad, donde hay millones invertidos contratos firmados, auditorías aprobadas y aún así una sola línea de código les bastó para abrir la puerta.
Amigos lectores, duro escribir pero el problema ya no es el hackeo en sí, sino la incapacidad institucional de aprender de los errores y garantizar que hechos de esta magnitud no se repitan. Una vergüenza que ello sea consuetudinario.


