Los ciberataques en Perú y la región crecen a pasos acelerados, afectando banca, energía y salud. Menos del 1% de incidentes se reporta, mientras muchas empresas confían en respaldos nunca validados. El costo promedio de una brecha supera los 3,5 millones de dólares, sin contar el daño reputacional. En paralelo, la Inteligencia Artificial promete grandes beneficios: podría aportar hasta 15% al PBI regional en diez años, aunque enfrenta la falta de datos de calidad y un déficit de 100 mil especialistas. La región muestra ejemplos valiosos, pero el reto es común: convertir la amenaza y la promesa en estrategia real.
Entre ciberataques y la fiebre de la IA: un panorama que reta a las empresas de la región
La ola de ciberataques en Perú, la región y la expansión acelerada de la Inteligencia Artificial. Dos caras de la misma moneda que ponen a prueba la capacidad real de las organizaciones para protegerse y transformarse.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 03 de setiembre 2025) Una ejecutiva especialista en ciberseguridad, además de asidua lectora de América Sistemas, presente en el webinar de la firma Vigilantium, comparte con nuestra redacción un cabal análisis sobre dos fenómenos que marcan la agenda tecnológica actual: Ciberataques y el crecimiento de la Inteligencia Artificial.
Comienza diciendo que, en los últimos meses, la industria TI de Latinoamérica vive bajo dos fuerzas contrapuestas: la amenaza creciente de los ciberataques dirigidos y la promesa —aún desigual— de la Inteligencia Artificial (IA).
El primer fenómeno preocupa seriamente. Informes internacionales estiman que en 2024 los ciberataques en la región aumentaron un 40% respecto al año anterior, afectando principalmente a banca, energía y salud. Peor aún, menos del 1% de los incidentes se reporta oficialmente, lo que oculta la verdadera magnitud del problema.
Los delincuentes ya no disparan al azar: actúan como francotiradores digitales, analizando durante meses las vulnerabilidades de una organización hasta dar el golpe con precisión quirúrgica.
El impacto económico es devastador. Según cifras de IBM y ESET, el costo promedio de una brecha de seguridad en Latinoamérica supera los 3,5 millones de dólares por empresa afectada, sin contar el daño reputacional. A esto se suma un talón de Aquiles recurrente: los respaldos no validados. Muchas compañías confían en copias de seguridad que nunca han probado restaurar, descubriendo su inutilidad el mismo día del ataque.
En el otro extremo, la Inteligencia Artificial promete revolucionar la productividad y los servicios. Un estudio de McKinsey indica que la IA podría aportar hasta 15% adicional al PBI regional en los próximos diez años. En el Perú, la banca, el retail y las telecomunicaciones ya despliegan chatbots, motores de recomendación y sistemas de detección de fraude. Sin embargo, fuera de esos sectores, abundan los proyectos anunciados que nunca se implementan. El problema no es la tecnología, sino la falta de datos de calidad y talento especializado: se calcula que en Latinoamérica existe un déficit de cien mil profesionales en IA y ciberseguridad.
La región ofrece ejemplos valiosos. Chile y México han creado centros de ciberinteligencia compartida que permiten detectar amenazas en tiempo real. Brasil avanza con un marco regulatorio de IA para garantizar transparencia en su uso gubernamental. Colombia, por su parte, impulsa programas universitarios intensivos para formar especialistas en ciberseguridad e IA. Estas iniciativas muestran que con voluntad política y visión estratégica es posible reducir la brecha.
El mensaje de nuestra experta lector es clara: mientras los ataques crecen en silencio y las promesas tecnológicas generan expectativas, las empresas peruanas y latinoamericanas deben comprender que tanto la defensa digital como la adopción seria de IA no son modas pasajeras, sino decisiones estratégicas de supervivencia y competitividad. Este tema, hay que tomarlo con la debida seriedad amigos lectores.
